CARLES EL GRAN CAPITAN DEL MESTALLA

RESULTADOS Y CLASIFICACIÓN.

Resultados de futbol en www.futbolme.com
Resultados de futbol en www.futbolme.com

lunes, 13 de septiembre de 2010

El Murcia evita el naufragio (1-1).


El Cádiz empata de penalti y el equipo grana acaba con 9 tras las rojas a Luciano y Óscar Sánchez Los de Iñaki Alonso fueron mejores que su rival, pero se vieron perjudicados por una decisión arbitral injusta.
JOSÉ OTON.-
El Real Murcia aterrizó de nuevo en su cruda realidad: en el infierno del grupo IV de Segunda B. En el duelo de los dos aspirantes al ascenso. Un partido que llegaba demasiado temprano porque los daños colaterales para el Murcia de Iñaki Alonso en caso de derrota podían ser excesivamente crueles.
Y no defraudó el equipo del técnico vasco. Intentó imponer su forma de jugar desde el principio. Pero delante tenía a un Cádiz preparado para la guerra del grupo IV. Además, el viento y el mal estado del césped impedían las florituras. Aun así tomó el mando del juego a partir del minuto cinco y a pesar de que el balón estaba más tiempo en el aire que sobre el césped. Pero el Real Murcia, a pesar del escaso fútbol de tiralíneas, llegaba más a la meta de Álvaro Campos.
Amaya tuvo la primera para el equipo de Iñaki Alonso con un remate de cabeza tras un saque de esquina. El Real Murcia asustaba al Carranza. La posesión era para el equipo grana y Richi, a diez minutos del final de la primera parte, tuvo otra que dejó mudos a los seguidores amarillos. El equipo murciano se mostraba como un conjunto serio, aunque invitó al Cádiz a llegar alguna vez a la meta de Alberto. Como en el minuto 29, cuando Luciano falló en un despeje y dejó un balón muerto cerca de la frontal grana que Aarón cruzó demasiado. Fue lo único reprochable.
El equipo de Iñaki Alonso tenía un enemigo más además de los once gaditanos sobre el terreno: el árbitro había lastrado la contundencia del Murcia en defensa mostrando amarilla a Carles, Óscar Sánchez y Gago. Y ninguna a su rival, a pesar de que el Cádiz fue igual o más expeditivo. El primer tiempo del Carranza dejó otra lectura táctica: el técnico vasco del Real Murcia había utilizado a Richi en la mediapunta y los resultados eran aceptables aunque el madrileño notó los kilómetros en sus veteranas piernas.
Pero a pesar de las buenas sensaciones de la primera parte, el inicio de la segunda le reservaba una sorpresa al equipo más antiguo de la Región. A los dos minutos de juego, Luciano condenó a su equipo al sufrimiento. Tras una entrada dura sobre un contrario, se revolvió en el suelo con el juego parado y le pegó otra patada a su rival. Una niñería impropia en un jugador con la experiencia de Luciano. Nada de lo que dijera contra él o su familia Enrique, jugador del Cádiz protagonista del incidente junto al murcianista, justificaba la acción del central grana. Y más si el árbitro está a sólo tres metros de la acción y después de haberse mostrado tan 'caserillo' en la primera parte. Era la acción que necesitaba el colegiado para empujar más al Cádiz.
A Iñaki Alonso le tocaba volver a inventar. Colocó a Carles de central y retrasó unos metros a Richi, que se despedía de la mediapunta. Con cuarenta y tres minutos por delante y con uno menos tocaba machada en el campo más complicado del grupo IV de Segunda B. Y con el Cádiz dos puntos por encima en la clasificación. Pero el Real Murcia de Iñaki Alonso es diferente. Y se fue para adelante, a por el partido. Tras diez minutos de conmoción grana, creó dos ocasiones consecutivas. Chando disparaba a puerta y Cifu impedía al gol despejando a saque de esquina. Y el propio delantero mallorquín en la siguiente jugada anotaba un gol para enmarcar. A la media vuelta, con escorzo incluído y por encima del portero. Justo lo que necesitaba un goleador en sequía.
El Cádiz podría empatar antes del final pero no iba a salir reforzado del Carranza pasara lo que pasara. Porque el Murcia con uno menos y después de ser mejor, se fue para adelante y se adelantó en el marcador.
Es más, a pesar de adelantarse y tener todos los argumentos para colocar el autobús, Iñaki Alonso sustituyó a un delantero por otro. Chando, lesionado, por Kike. Una declaración de principios del vasco, un mensaje para los jugadores que estaban sobre el terreno de juego.
Pero todo lo bueno que había hecho el Real Murcia hasta entonces quedaría diluido si el Cádiz, con un hombre más, empataba o ganaba el encuentro. Y ante los doce infernales minutos finales, Alonso decidió sacar del terreno de juego a Pedro y dar entrada a Góngora. El lateral canterano tendría que asegurar la banda izquierda.
Nadie presagiaba lo que iba a pasar. Ni los seguidore cadistas más optimistas. Tras otros veinte minutos de dominio del Real Murcia, incluso tras el gol y con un jugador menos, el partido cambió radicalmente. El colegiado, y tras cargar de tarjetas a los jugadores visitantes, pitó un penalti que sólo vio él y que machacó al Real Murcia. Tras una mano involuntaria de un defensor grana a disparo de un delantero cadista, Amaya despejó a saque de esquina ante Aarón. El central grana llegó claramente antes a la pelota. Quizás, removido por la conciencia, pitó penalti. De serlo, hubiera sido por la mano pero nunca por la acción de Amaya. Y Aarón lo transformó.
De ahí al final el Real Murcia se descompuso, impotente porque luchaba contra doce y ocho mil aficionados que apretaban desde la grada. Para colmo, y en otra jugada tonta, Óscar Sánchez vio la segunda amarilla. En esta acción la culpa es de los dos. El árbitro estimó perdida de tiempo y expulsó al lateral en una designación demasiado severa. El Real Murcia se quedaba con nueve a falta de diez minutos cuando no había entrado con dureza ni una sola vez. Si alguién repartió fue el Cádiz, aunque amparado por el colegiado. Aún así, dos jugadores expertos como Óscar Sánchez y Luciano, por encima ambos de los treinta años, no deberían permitirse esos excesos.
Después, y con el Real Murcia desquiciado, el Cádiz tuvo un par de ocasiones para llevarse los tres puntos. Y apareció Alberto, que no pudo parar el penalti, salvó a su equipo con dos grandes intervenciones. Una, en un centro al punto de penalti y otra en un disparo lejano que se colaba. Aún así cometió un error al protestar, tras ver amarilla, al árbitro con gestos violentos, que también le podían haber costado la expulsión. El Murcia se llevó un punto cuando debía haberse llevado los tres, y acabó con nueve por segundo partido consecutivo en liga cuando precisamente ha configurado un equipo veterano. Cámara, Óscar Sánchez o Luciano superan los treinta años y sus expulsiones han sido absurdas. No necesita esas chiquilladas porque tiene argumentos para ganar, como demostró ayer.

No hay comentarios: