Duro golpe el que ha sufrido el Real Murcia en el Alfonso Murube de Ceuta. El conjunto entrenado por Iñaki Alonso perdió su condición de invicto en un duelo que se decidió por un despiste en el tiempo de descuento. El partido, cuyo resultado más justo era la igualada por lo ofrecido por ambos equipos, tuvo la emoción de ver frente a frente a dos de los mejores equipos de la categoría y sirve para que nos demos cuenta de que en esta división los pequeños detalles tienen una gran incidencia en el resultado final.
La salida del Real Murcia al terreno de juego no fue la correcta. El balón era propiedad local durante los primeros minutos, en los cuales la mejor ocasión la tuvo Cañas. El zaguero del cuadro norteafricano ejecutó un lanzamiento directo que rozó el poste izquierdo de la portería defendida por Alberto. Con el paso del tiempo los pupilos de Iñaki Alonso se asentaron y apagaron el arranque de la AD Ceuta. El ímpetu local era tal que los encontronazos estaban presentes de manera constante, con saltos en los que lo primero que se ponía por delante era el codo. Una vez más la labor del trío arbitral, encabezada por Figueroa Vázquez, fue para ‘enmarcar’. Triste lo que estamos viendo con los colegiados en este inicio de campeonato. Con un criterio adecuado posiblemente el cuadro de la Ciudad Autónoma hubiese acabado, mínimo, con un futbolista expulsado por agresión.
No vio los codos ni tampoco un penalti sobre Amaya, arrollado cuando remata de cabeza un saque de falta. Sí señaló un fuera de juego inexistente de Pedro, que se quedaba mano a mano ante Nauzet. Todo esto ocurría ya con los grana controlando el esférico. Era a partir de la media hora de juego y gracias a este despertar se fabricó el gol de Pedro. Centro de Aquino, mal entendimiento zaga - portero y el balón queda suelto botando en el área chica. Kike fue agarrado en el salto -penalti no pitado- y Pedro, el más bajito, terminó introduciendo el balón en la meta de Nauzet.
Con la ventaja nos fuimos a vestuarios. La tranquilidad de la recta final no hacía pensar lo que sucedería una vez iniciada la segunda parte. El acoso a balón parado de la AD Ceuta fue importante desde el comienzo. El empate fue muestra de ello. Llegó tras varios saques de esquina y la falta de contundencia en el despeje. Esto último posibilitó el centro de Seguro, rematado por dos atacantes locales a bocajarro que se encontraron con un Alberto Cifuentes espectacular. A la tercera no pudo hacer nada y Navarro lo batió.
Al igual que pasara en la primera mitad, con el transcurso de los minutos y los cambios el Real Murcia se reencontró. Cañadas dio aire fresco al juego, Abraham trabajó bien en la banda derecha y Rosquete estuvo voluntarioso en la presión, creando problemas en la elaboración a la AD Ceuta. Óscar Sánchez dispuso de una buena acción para ponernos otra vez por delante pero su disparo, en posición forzada, pegó en el cuerpo de Nauzet. La oportunidad más clara fue para Cañadas. El ‘14’ se asoció bien con Pedro y trenzaron una bonita jugada, la mejor del choque. El disparo desde la frontal lo detuvo con muchos apuros el guardameta del cuadro ceutí.
El partido estaba controlado, el peligro no aparecía en nuestra área. La emoción la daban las jugadas a balón parado que siempre terminaban en las manos de Alberto. Ya fuesen de saques de esquina o libres directos que se sacaba de la chistera el colegiado. Con el tiempo cumplido vino el mazazo. La zaga no se percató de que David Torres entraba sólo desde atrás y éste remató en excelente posición. Conectó un cabezazo perfecto ante el que nada pudo hacer Cifuentes.
No quedaba tiempo para mucho, pero tuvimos el empate en la última jugada del partido. Balón interior de Pedro para Abraham al que el futbolista canario no llegó por centímetros y el esférico acabó en las manos del portero.
Tarde o temprano tenía que romperse esta racha, ahora hay que comenzar de nuevo pero manteniendo la misma línea de trabajo. Ha sido un duro golpe pero desde ya debemos pensar en volver a situarnos en lo más alto de la clasificación. Empezamos el próximo domingo ante el San Roque.
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